Son numerosos los obstáculos y dificultades que podemos encontrar cuando practicamos mindfulness: el anhelo de experiencias placenteras, el sopor, la pereza, sentimientos de aversión o ira, la inquietud y la duda. Sin embargo, podemos trabajar con ellos, convirtiéndolos en nuestro soporte de atención para observarlos con actitud mindful. De esta manera, nos haremos conscientes de su presencia, tomando perspectiva y modificando nuestra relación con ellos.
A continuación presentamos las instrucciones que Goldstein y Kornfield (1996) ofrecen para trabajar con estos obstáculos:
1.Elige alguno de los estados mentales más difíciles y frecuentes que suelen aparecer cuando practicas mindfulness — p. ej. irritación, miedo, aburrimiento, deseo, duda, inquietud… — y trata de tomar consciencia su presencia cada vez que se manifieste.
2. Presta atención cuidadosa, dándote cuenta del momento en que aparece, de qué es lo que le precede, de su duración y del momento en que desaparece. Observa también el estado que tiene lugar después de él. Mira a ver si cuando aparece, lo hace de manera suave — como en un susurro — o si, por el contrario, irrumpe en la consciencia de un modo brusco e impetuoso.
3. También puedes advertir las pautas de tensión muscular que acompaña a dicho estado, tomando consciencia de cualquier resistencia física o mental que te impida experimentarlo plenamente, dado que debes ser lo suficientemente flexible para aceptar la más mínima forma de resistencia.
4. Siéntate, pues, tomando consciencia de la respiración, observando cuidadosamente la aparición de ese estado, permitiendo que aflore por sí mismo a la superficie y recibiéndolo como si se tratase de un viejo amigo.
Recuerda que la Instrucción Fundamental de mindfulness es atender a cualquier cosa que aparezca en el campo de consciencia, sea lo que sea, con curiosidad, ecuanimidad y lucidez.
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